La luna cae y
- entre la neblina -
iré buscar y juntar sus pedazos blancos.
Y en la mañana de sol
un a un iré sembrarlos
dentro de mí delicadamente.
Y con el atardecer
agua, mucha agua iré beber
trago a trago
suave y tranquilamente.
Quien sabe
- con un poco de suerte -
crecerá una luna llena
pequeña y de blanco pudor.
Y llegada la noche
estaré listo
y así caer de la ventana.